Beato de Liébana, códice del Monasterio de Santo Domingo de Silos, Burgos

f. 183v, La mujer sobre la bestia de siete cabezas


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La miniatura del Beato de Escalada ha desaparecido, pero se conserva la de Valcavado (f. 161v), Seu d’Urgell (f. 168v), Fernando I (f. 225v) y Silos, para acreditar su existencia en origen en la obra de Magio que revolucionó la ilustración de los beatos. La figuración de Girona (f. 209r) con la bestia dirigiéndose a la derecha, difiere del resto, donde lo hace hacia el lado contrario. La mujer va descalza en todos los códices, si bien en el Beato de Silos este extremo ha de colegirse teniendo en cuenta la convención comúnmente utilizada de disponer los pies de forma un tanto irreal, de manera que no se deduce si están o no descalzos. La amazona del Beato de Silos, ataviada con rico atuendo, mantiene el cuerpo ladeado y mira de frente. Los aderezos de oro, perlas y piedras preciosas, son sugeridos en el vestido largo estampado con rombos y remates de bandas asimismo decoradas. Cubre su cabeza con amplia toca rizada, evocación de los tocados egipcios, cayendo los extremos lateralmente. Este tocado difiere del de los beatos de Valcavado, Urgell y Fernando I, donde se ha enfatizado la referencia islámica en la representación de la media luna y remates almenados de estructura trapezoidal de este último, con sentido negativo. Dicho atuendo nos coloca de nuevo ante la inspiración en un beato diferente. Esto mismo puede deducirse sobre la peculiaridad textual mulier sedet sup[er] bestia, en lugar de ubi mulier sedet sup[er] bestia. No se refleja su nombre –Misterio– escrito en la frente de la mujer, extremo en el que coincide con el resto de los manuscritos. Con la mano derecha sujeta las riendas de la bestia, mientras con la izquierda eleva el cáliz de las abominaciones.
Aunque en el texto se habla de la bestia bermeja, el ejemplar silense es de color violado y la piel se sugiere por medio de grupos de líneas de tonos negros, amarillos y rojos. Las patas terminan en grandes garras, las correspondientes al lado derecho, más oscuras, y las siete cabezas, de distintos colores, tienen unas un cuerno y otros dos, para formar diez en total. Las siete cabezas son siete montes y siete reyes. Los cuernos también son diez reyes que no poseen aún reino. Tampoco se mencionan los nombres de blasfemia, que se citan en el texto.
Bajo la ilustración se dispone el texto, que comienza E[t uidi mulierem...], inicial que repite puntualmente la estructura de una mano humana sujetando una rama con dos hojas de ataurique evolucionado y una palma, que se prolonga en otra de inferior tamaño en la parte opuesta. Color amarillo rayado en rojo.

Ángela Franco Mata
Jefa del Departamento de Antigüedades Medievales del Museo Arqueológico Nacional
(Fragmento del libro de estudio Beato de Silos)


f. 183v, La mujer sobre la bestia de siete cabezas

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f. 183v, La mujer sobre la bestia de siete cabezas

La miniatura del Beato de Escalada ha desaparecido, pero se conserva la de Valcavado (f. 161v), Seu d’Urgell (f. 168v), Fernando I (f. 225v) y Silos, para acreditar su existencia en origen en la obra de Magio que revolucionó la ilustración de los beatos. La figuración de Girona (f. 209r) con la bestia dirigiéndose a la derecha, difiere del resto, donde lo hace hacia el lado contrario. La mujer va descalza en todos los códices, si bien en el Beato de Silos este extremo ha de colegirse teniendo en cuenta la convención comúnmente utilizada de disponer los pies de forma un tanto irreal, de manera que no se deduce si están o no descalzos. La amazona del Beato de Silos, ataviada con rico atuendo, mantiene el cuerpo ladeado y mira de frente. Los aderezos de oro, perlas y piedras preciosas, son sugeridos en el vestido largo estampado con rombos y remates de bandas asimismo decoradas. Cubre su cabeza con amplia toca rizada, evocación de los tocados egipcios, cayendo los extremos lateralmente. Este tocado difiere del de los beatos de Valcavado, Urgell y Fernando I, donde se ha enfatizado la referencia islámica en la representación de la media luna y remates almenados de estructura trapezoidal de este último, con sentido negativo. Dicho atuendo nos coloca de nuevo ante la inspiración en un beato diferente. Esto mismo puede deducirse sobre la peculiaridad textual mulier sedet sup[er] bestia, en lugar de ubi mulier sedet sup[er] bestia. No se refleja su nombre –Misterio– escrito en la frente de la mujer, extremo en el que coincide con el resto de los manuscritos. Con la mano derecha sujeta las riendas de la bestia, mientras con la izquierda eleva el cáliz de las abominaciones.
Aunque en el texto se habla de la bestia bermeja, el ejemplar silense es de color violado y la piel se sugiere por medio de grupos de líneas de tonos negros, amarillos y rojos. Las patas terminan en grandes garras, las correspondientes al lado derecho, más oscuras, y las siete cabezas, de distintos colores, tienen unas un cuerno y otros dos, para formar diez en total. Las siete cabezas son siete montes y siete reyes. Los cuernos también son diez reyes que no poseen aún reino. Tampoco se mencionan los nombres de blasfemia, que se citan en el texto.
Bajo la ilustración se dispone el texto, que comienza E[t uidi mulierem...], inicial que repite puntualmente la estructura de una mano humana sujetando una rama con dos hojas de ataurique evolucionado y una palma, que se prolonga en otra de inferior tamaño en la parte opuesta. Color amarillo rayado en rojo.

Ángela Franco Mata
Jefa del Departamento de Antigüedades Medievales del Museo Arqueológico Nacional
(Fragmento del libro de estudio Beato de Silos)


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