Atlas Vallard

Europa occidental, Reino Unido y Magreb
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Europa occidental, Reino Unido y Magreb

La representación del Mediterráneo y de la costa atlántica, grosso modo hasta la latitud de Londres, es bastante perfecta, volviéndose más imprecisa desde ahí hasta Dinamarca y verdaderamente grotesca de ahí en adelante. Se nota igualmente la escasez de toponimia en las partes septentrionales del mapa. Además de numerosos topónimos dejados en portugués, estos rasgos muestran hasta la saciedad que el mapa es copia de una carta náutica portuguesa, en la que se ignoraba lo que quedaba más allá del límite septentrional de las habituales navegaciones lusitanas.
 
La toponimia del Mediterráneo es, en general, de origen italiano, lo que muestra la persistencia tardía de la toponimia bizantina o italiana y la lentitud de su sustitución por la turca, en parte explicable por la escasa intensidad de los contactos de los portugueses con los otomanos.

La concepción geográfica de Groenlandia como parte de Europa, reflejada en el presente mapa, no deriva del planisferio de Cantino (que admitía que Groenlandia fuese una península oriental de Asia, idea que inspiró el viaje de Caboto), ni del mapa de Jorge Reinel de 1519 (que la representa como una isla entre Islandia y Terranova, de la que la separa un breve estrecho), sino de otra idea que circulaba en aquel tiempo y hacía de ella una península del extremo noroeste europeo. Lo más curioso es ver la misma idea de Groenlandia como península de Europa combinada con un dibujo notablemente correcto de sus costas meridionales.

Nos queda por hacer un pequeño comentario a la iconografía del mapa. Como los demás, le deja amplio espacio la ausencia de topónimos en el interior de las tierras y el resumen de los ríos y de sus estuarios. Debido, sin embargo, al extremado recorte de las penínsulas europeas, agravado por el desplazamiento del mar Negro unos 10º hacia el Norte, el espacio libre para incluir miniaturas es menor que en África, en la América meridional e incluso en Asia. El programa iconográfico es, por otra parte, más pobre, al casi no contener alusiones a la fauna. El resto son representaciones convencionales de ciudades fortificadas, que cubren todos los espacios libres tanto de Europa como de las zonas contiguas de Asia y del norte de África, y representaciones de los principales poderes que allí imperan.
 
Luís Filipe F. R. Thomaz
Director del Instituto de Estudios Orientales de la Universidad Católica Portuguesa
(Fragmento del volumen de estudios Atlas Vallard)

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