EL FIN DEL MUNDO
en la Edad Media

El libro bíblico del Apocalipsis, con su visión de una batalla entre el Bien y el Mal que conduce al fin de los tiempos, ejerció gran influencia en la Edad Media e inspiró las extraordinarias ilustraciones de los Beatos.

MONICA WALKER VADILLO

LAS IMÁGENES QUE ILUSTRAN ESTE ARTÍCULO PROCEDEN DE LA EDICIÓN FACSÍMIL DEL BEATO DE SILOS REALIZADA POR LA EDITORIAL M. MOLEIRO

Cuando hablamos de un apocalipsis, la imagen que viene a la mente es una del final de los tiempos, con sucesos cataclísmicos de magnitud enorme que destruyen la Tierra y a todos sus habitantes. El origen de esta visión en Occidente se encuentra en el último libro de la Biblia cristiana. Conocido como el libro del Apocalipsis o de las Revelaciones, su composición se atribuye al apóstol Juan, quien lo habría escrito durante su destierro en la isla griega de Patmos, en el siglo I. Se trata de un libro profético en el que un ángel muestra al autor la llegada del fin del mundo en una sucesión de visiones alegóricas. A la destrucción de la Tierra le sigue la batalla final en los cielos entre las fuerzas del «bien» y del «mal», y el libro concluye con una visión triunfal de Cristo en majestad después del Juicio Final universal. Al marcar el fin de la Historia y anunciar el comienzo del reino eterno de Dios, el Apocalipsis ofrecía un mensaje de esperanza para una comunidad en crisis: la de los cristianos que sufrieron persecución bajo el emperador Domiciano, la época en que se compuso el libro.

 

El Apocalipsis fue un libro muy controvertido entre los cristianos, a causa de la vaguedad de su lenguaje y la complejidad de su simbolismo. Pese a ello, a partir del siglo IV, cuando fue incluido en el canon de la Biblia en Occidente, numerosos Padres de la Iglesia y teólogos trataron de interpretar el mensaje del texto e incluso de calcular la fecha exacta en que tendría lugar el fin del mundo. Sus esfuerzos dieron lugar a la doctrina del milenarismo, la idea de que Cristo volverá a reinar en la Tierra durante mil años antes de la batalla definitiva contra el mal. Algunos, sin embargo, consideraban el Milenio como una metáfora espiritual, sin que pudiera preverse una fecha concreta del final del mundo. Así se deducía de un pasaje del Evangelio de Mateo: «Pero, en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre» (24, 36).

Hacia el Milenio

A lo largo de la Edad Media, el libro del Apocalipsis marcó poderosamente la sensibilidad del pueblo cristiano, y surgieron numerosos comentarios que trataron de interpretar su significado de acuerdo con las circunstancias históricas que rodearon a sus distintos autores. Beato de Liébana fue uno de los comentaristas más importantes y su influencia se pudo sentir no sólo en la península ibérica, sino también en otras partes de la Europa medieval.

 

Beato fue un monje mozárabe que posiblemente emigró a la comarca de Liébana, en el antiguo ducado de Cantabria, después de que las fuerzas musulmanas tomaran el sur de la península ibérica. Se estableció en el monasterio de San Martín de Toribio (Cantabria), donde fue abad de 730 a 785. Desde allí se convirtió en la voz de la ortodoxia cristiana al oponerse a Elipando, arzobispo de Toledo, a quien acusó de hereje por apoyar el adopcionismo (una herejía que consideraba a Jesús como un profeta y no como el hijo de Dios). Es posible que Beato identificara la invasión musulmana y estas herejías con algunas de las condiciones que desencadenarían el fin del mundo descrito en el Apocalipsis. Basándose en estos signos y tomando como punto de partida la creación de la Tierra, Beato calculó que el fin del mundo tendría lugar en el año 800. Para preparar a sus correligionarios, escribió su Comentario al libro del Apocalipsis de san Juan en el año 776, redactando su versión definitiva en 786.

 

La obra se compone de doce libros o capítulos en los que se transcribe el texto original (storia), seguido de su explicación (explanatio) y de citas adicionales escritas por otros pensadores cristianos (interpretatio). A estos libros se les añadieron otros textos, incluidos un prólogo, un prefacio, tablas genealógicas de figuras bíblicas, un comentario al libro de Daniel y un epílogo que describía la visión del Juicio Final, la Jerusalén Celestial y la Gloria de los Santos en los Cielos. Con su Comentario, Beato adoctrinaba a la comunidad monástica en la escatología o fin de los tiempos y la preparaba para ese momento. A la vez identificaba las herejías e inquietudes religiosas de la época con las figuras del mal, el demonio o el Anticristo. Beato también menciona la llegada y predicación del apóstol Santiago en la península ibérica, antes de que se descubriera su supuesta tumba en Compostela hacia el año 830...

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