Beato de Liébana, códice del Monasterio de Santo Domingo de Silos, Burgos

f. 235r, Quinta visión: El festín de Baltasar


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El rey Baltasar, hijo de Nabucodonosor, celebra un banquete impío con mil de sus príncipes. Ya ebrio, ordena que se sirva más vino en los vasos del templo de Jerusalén, que su padre había conseguido como botín. En ese momento aparecen los dedos de una mano que empieza a escribir sobre el muro tres misteriosas palabras: Mane, Thecel, Phares, de significado desconocido para los sabios, que son requeridos por el rey para interpretarlas. La reina reclama la presencia de Daniel, el profeta que supuestamente ha sobrevivido a demasiados reinos, que además de amonestar con severidad a Baltasar, le explica el significado de las tres palabras. Se trata de las predicciones de la caída del rey. Mane significa que Dios ha puesto fin a su reino; thecel, que su peso en la balanza no ha alcanzado el requerido; y phares, que el reino se ha dividido y se entrega a medos y persas.

El banquete se celebra bajo una gran arco de herradura –que en el beato de Magio imita a los arcos califales de la mezquita de Córdoba con dovelas despiezadas alternando colores claros y oscuros–, en torno a una mesa circular con los invitados recostados a la manera romana. El artista ha asociado dos conceptos relacionados con culturas paganas, la romana y la islámica, en una representación de carácter negativo. Además, el vino de la profanación recibe especial atención, ya que aparece en primer término, transportado en una redoma por un sirviente.

El miniaturista de este beato sigue la creación de Magio, cuyo sentido de la simetría en la disposición del banquete destaca en la composición.

Ángela Franco Mata
Jefa del Departamento de Antigüedades Medievales del Museo Arqueológico Nacional
(Fragmento del libro de estudio Beato de Silos)


f. 235r, Quinta visión: El festín de Baltasar

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f. 235r, Quinta visión: El festín de Baltasar

El rey Baltasar, hijo de Nabucodonosor, celebra un banquete impío con mil de sus príncipes. Ya ebrio, ordena que se sirva más vino en los vasos del templo de Jerusalén, que su padre había conseguido como botín. En ese momento aparecen los dedos de una mano que empieza a escribir sobre el muro tres misteriosas palabras: Mane, Thecel, Phares, de significado desconocido para los sabios, que son requeridos por el rey para interpretarlas. La reina reclama la presencia de Daniel, el profeta que supuestamente ha sobrevivido a demasiados reinos, que además de amonestar con severidad a Baltasar, le explica el significado de las tres palabras. Se trata de las predicciones de la caída del rey. Mane significa que Dios ha puesto fin a su reino; thecel, que su peso en la balanza no ha alcanzado el requerido; y phares, que el reino se ha dividido y se entrega a medos y persas.

El banquete se celebra bajo una gran arco de herradura –que en el beato de Magio imita a los arcos califales de la mezquita de Córdoba con dovelas despiezadas alternando colores claros y oscuros–, en torno a una mesa circular con los invitados recostados a la manera romana. El artista ha asociado dos conceptos relacionados con culturas paganas, la romana y la islámica, en una representación de carácter negativo. Además, el vino de la profanación recibe especial atención, ya que aparece en primer término, transportado en una redoma por un sirviente.

El miniaturista de este beato sigue la creación de Magio, cuyo sentido de la simetría en la disposición del banquete destaca en la composición.

Ángela Franco Mata
Jefa del Departamento de Antigüedades Medievales del Museo Arqueológico Nacional
(Fragmento del libro de estudio Beato de Silos)


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