Apocalipsis 1313

f. 27r, Las langostas conducidas por Abadón (Ap. 9, 8-12)


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El pintor ha decidido representar las langostas con corazas de hierro y alas, que según el Apocalipsis, baten como los carros de guerra lanzados al combate, a cuyos lomos cabalga una cohorte de caballeros con armaduras que lidera un príncipe laico ataviado con un sombrero con pico (como el de los halconeros cuando van a cazar) y portando una lanza gigantesca. Encarnación del destino en marcha, parece ser una especie de doble metáfora del rey con la espada que le sigue con su tropa: se trata del ángel del abismo, Abbadon, cuyo nombre significa la perdición, y a quien se utiliza en ocasiones para designar el infierno. Esta misma idea de destrucción se encuentra en la etimología de Apollion, nombre dado como equivalente griego del vocablo hebreo, y cuya consonancia evoca por añadidura a Apollon, divinidad ambigua comparable a un Lucifer heleno. El texto insiste añadiendo que este rey coronado, que se avanza a la cabeza de una horda de soldados surgida directamente de las profundidades de la tierra, lleva en lengua romana el nombre de gastans, sinónimo de daño y devastación.

 

La página está fuertemente estructurada por una doble arcada decorativa que la divide verticalmente: a la izquierda, los soldados armados con lanzas y alabardas destacan en naranja sobre el fondo azul oscuro de la noche, listos para devastar el mundo bajo el gobierno de ese misterioso guía que, en la parte derecha, simboliza sobre un fondo de oro lo irrevocable de la cólera divina.

Marie-Thérèse Gousset y Marianne Besseyre
Centro de Investigación de Manuscritos Iluminados, Bibliothèque nationale de France
Fragmento del libro de estudio Apocalipsis 1313


f. 27r, Las langostas conducidas por Abadón (Ap. 9, 8-12)

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f. 27r, Las langostas conducidas por Abadón (Ap. 9, 8-12)

El pintor ha decidido representar las langostas con corazas de hierro y alas, que según el Apocalipsis, baten como los carros de guerra lanzados al combate, a cuyos lomos cabalga una cohorte de caballeros con armaduras que lidera un príncipe laico ataviado con un sombrero con pico (como el de los halconeros cuando van a cazar) y portando una lanza gigantesca. Encarnación del destino en marcha, parece ser una especie de doble metáfora del rey con la espada que le sigue con su tropa: se trata del ángel del abismo, Abbadon, cuyo nombre significa la perdición, y a quien se utiliza en ocasiones para designar el infierno. Esta misma idea de destrucción se encuentra en la etimología de Apollion, nombre dado como equivalente griego del vocablo hebreo, y cuya consonancia evoca por añadidura a Apollon, divinidad ambigua comparable a un Lucifer heleno. El texto insiste añadiendo que este rey coronado, que se avanza a la cabeza de una horda de soldados surgida directamente de las profundidades de la tierra, lleva en lengua romana el nombre de gastans, sinónimo de daño y devastación.

 

La página está fuertemente estructurada por una doble arcada decorativa que la divide verticalmente: a la izquierda, los soldados armados con lanzas y alabardas destacan en naranja sobre el fondo azul oscuro de la noche, listos para devastar el mundo bajo el gobierno de ese misterioso guía que, en la parte derecha, simboliza sobre un fondo de oro lo irrevocable de la cólera divina.

Marie-Thérèse Gousset y Marianne Besseyre
Centro de Investigación de Manuscritos Iluminados, Bibliothèque nationale de France
Fragmento del libro de estudio Apocalipsis 1313


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