Breviario de Isabel la Católica

f. 86r, Cristo y la adúltera


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Una miniatura enmarcada de veinticuatro renglones sobre las dos columnas de texto, con Cristo preguntando a la adúltera: «¿Nadie te ha condenado?» (Jn 8, 1-11), que es el evangelio del sábado precedente en el misal dominicano, y son las palabras de Cristo a las que se alude en la antífona del Magnificat para las primeras vísperas de este domingo, Nemo te condempnavit. Aunque normalmente el asunto de la imagen está tomado del evangelio del domingo, se ve que aquí se prefirió escoger esta famosísima historia, leída el sábado. La escena está ambientada en el Templo, y están presentes los escribas y fariseos que habían llevado a la mujer ante Jesús: «Y le dijeron: ‘Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. En la ley, Moisés nos manda apedrear a éstas. ¿Tú qué dices?’ Esto lo decían para comprometerlo, para tener algo de qué acusarle. Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en el suelo. Como ellos persistiesen en su pregunta, se incorporó y les dijo: ‘El que de vosotros esté sin pecado, tire el primero sobre ella una piedra’. E inclinándose de nuevo, se puso a escribir en el suelo. Y ellos, al oírlo, comenzaron a irse uno a uno, empezando por los más viejos hasta los últimos, y quedó Jesús solo con la mujer, que estaba delante. Jesús, levantándose, le dijo: ‘Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?’ Ella respondió: ‘Nadie, Señor’. Díjole Jesús: ‘Tampoco yo te condeno: vete y en adelante no vuelvas a pecar’». El artista ilustra el momento inmediatamente anterior a las últimas palabras de Jesús a la mujer, cuando los escribas y fariseos se marchan «uno a uno». Hay una orla completa de la primera categoría, con ramas en oro y gris plata trenzadas y aves sobre fondo amarillo mate con punteado de oro.


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f. 86r, Cristo y la adúltera

Una miniatura enmarcada de veinticuatro renglones sobre las dos columnas de texto, con Cristo preguntando a la adúltera: «¿Nadie te ha condenado?» (Jn 8, 1-11), que es el evangelio del sábado precedente en el misal dominicano, y son las palabras de Cristo a las que se alude en la antífona del Magnificat para las primeras vísperas de este domingo, Nemo te condempnavit. Aunque normalmente el asunto de la imagen está tomado del evangelio del domingo, se ve que aquí se prefirió escoger esta famosísima historia, leída el sábado. La escena está ambientada en el Templo, y están presentes los escribas y fariseos que habían llevado a la mujer ante Jesús: «Y le dijeron: ‘Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. En la ley, Moisés nos manda apedrear a éstas. ¿Tú qué dices?’ Esto lo decían para comprometerlo, para tener algo de qué acusarle. Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en el suelo. Como ellos persistiesen en su pregunta, se incorporó y les dijo: ‘El que de vosotros esté sin pecado, tire el primero sobre ella una piedra’. E inclinándose de nuevo, se puso a escribir en el suelo. Y ellos, al oírlo, comenzaron a irse uno a uno, empezando por los más viejos hasta los últimos, y quedó Jesús solo con la mujer, que estaba delante. Jesús, levantándose, le dijo: ‘Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?’ Ella respondió: ‘Nadie, Señor’. Díjole Jesús: ‘Tampoco yo te condeno: vete y en adelante no vuelvas a pecar’». El artista ilustra el momento inmediatamente anterior a las últimas palabras de Jesús a la mujer, cuando los escribas y fariseos se marchan «uno a uno». Hay una orla completa de la primera categoría, con ramas en oro y gris plata trenzadas y aves sobre fondo amarillo mate con punteado de oro.


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