«La violeta de olor tiene las hojas más pequeñas que las de la hiedra, más finas y oscuras, mas no por ello resultan demasiado disímiles. Del centro de la raíz parten unos pequeños tallos, en cuya parte superior nacen unas flores violáceas que emanan un aroma muy dulce. Crece en lugares umbrosos y abruptos. La violeta posee propiedades refrigerantes; las hojas, solas o con polenta, se aplican en forma de emplasto para el ardor de estómago, las inflamaciones oculares y en el recto en caso de prolapso.» (f. 103v)
Vive en praderas y bordes de bosques en casi toda Europa y florece muy tempranamente. Contiene un alcaloide, saponinas y ácido salicílico, además de aceite esencial y mucílagos. Tiene efectos expectorantes y estimula la secreción de mucosidad, por lo que es buena para la tos, catarro y faringitis. Además, baja la tensión. Se utiliza contra la artritis, sobre todo la que afecta a los dedos de la mano. Esta especie ha sido bien estudiada en fitoterapia por todos sus usos medicinales populares. El perfume de violeta fue uno de los más caros hasta que se sintetizó el compuesto químico que le confiere su aroma.
Ramón Morales
Real Jardín Botánico de Madrid
(Fragmento del libro de estudio del Dioscórides de Cibo y Mattioli)