Splendor Solis

f. 23r, Saturno


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En tonos grises, monocromáticos, el dios del planeta Saturno viaja por el cielo en su carro descubierto, tirado por dos dragones verdes de reflejos dorados. En su mano derecha, Saturno sostiene una hoz, mientras que, en su hombro izquierdo, apoya el caduceo que, en realidad, es el atributo de su colega Mercurio. Este hecho desconcertante lo explica Hartlaub indicando «…que la materia original de la alquimia es llamada ora mercurio común, ora plomo (= Saturno)». Abajo, en la tierra, se ve a los llamados hijos de Saturno, realizando trabajos agrícolas, expuestos al agotamiento físico y la muerte. En el campo interior de la imagen, la redoma, colocada sobre una corona verde de hojas de laurel, muestra la representación de un niño que da de beber de una botella un líquido dorado a un dragón con pintas azuladas, mientras que con la otra mano maneja un fuelle dirigido hacia el mismo dragón.

El plomo asignado al planeta Saturno es considerado el metal de menor valor, y representa el punto de partida para el perfeccionamiento de los metales. El dragón, que para la alquimia representa el símbolo de la prima materia, y en consecuencia se corresponde con el plomo, se encuentra contenido en un vas hermeticum de cristal ya en una ilustración del Donum Dei, que es en este caso el modelo en el que se inspira el Splendor Solis. El niño que alimenta al dragón representa, como el fuelle avivador, la técnica del calentamiento mediante el fuego, y también se menciona en la inscripción dorada de la cartela de color del Splendor Solis de Núremberg (Germanisches Nationalmuseum, Hs. 146 766): «Draconem nostrum mortuum sanguine construite ut vivat» (Animad a nuestro dragón muerto con sangre para que viva). Hay inscripciones similares, aunque probablemente insertadas con posterioridad, se encuentran en los campos de color de otras miniaturas de los hijos de los planetas, aunque aparecen solo en el manuscrito de Núremberg. Como son, en cierto modo, una fuente de información primaria de cara a posibles interpretaciones, creemos conveniente tenerlas también en cuenta en lo sucesivo.

Jörg Völlnagel
(Historiador del Arte e investigador asociado de los Staatliche Museen zu Berlin)


f. 23r, Saturno

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f. 23r, Saturno

En tonos grises, monocromáticos, el dios del planeta Saturno viaja por el cielo en su carro descubierto, tirado por dos dragones verdes de reflejos dorados. En su mano derecha, Saturno sostiene una hoz, mientras que, en su hombro izquierdo, apoya el caduceo que, en realidad, es el atributo de su colega Mercurio. Este hecho desconcertante lo explica Hartlaub indicando «…que la materia original de la alquimia es llamada ora mercurio común, ora plomo (= Saturno)». Abajo, en la tierra, se ve a los llamados hijos de Saturno, realizando trabajos agrícolas, expuestos al agotamiento físico y la muerte. En el campo interior de la imagen, la redoma, colocada sobre una corona verde de hojas de laurel, muestra la representación de un niño que da de beber de una botella un líquido dorado a un dragón con pintas azuladas, mientras que con la otra mano maneja un fuelle dirigido hacia el mismo dragón.

El plomo asignado al planeta Saturno es considerado el metal de menor valor, y representa el punto de partida para el perfeccionamiento de los metales. El dragón, que para la alquimia representa el símbolo de la prima materia, y en consecuencia se corresponde con el plomo, se encuentra contenido en un vas hermeticum de cristal ya en una ilustración del Donum Dei, que es en este caso el modelo en el que se inspira el Splendor Solis. El niño que alimenta al dragón representa, como el fuelle avivador, la técnica del calentamiento mediante el fuego, y también se menciona en la inscripción dorada de la cartela de color del Splendor Solis de Núremberg (Germanisches Nationalmuseum, Hs. 146 766): «Draconem nostrum mortuum sanguine construite ut vivat» (Animad a nuestro dragón muerto con sangre para que viva). Hay inscripciones similares, aunque probablemente insertadas con posterioridad, se encuentran en los campos de color de otras miniaturas de los hijos de los planetas, aunque aparecen solo en el manuscrito de Núremberg. Como son, en cierto modo, una fuente de información primaria de cara a posibles interpretaciones, creemos conveniente tenerlas también en cuenta en lo sucesivo.

Jörg Völlnagel
(Historiador del Arte e investigador asociado de los Staatliche Museen zu Berlin)


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