Beato de Liébana, códice de Fernando I y doña Sancha

f. 163v, El primer ángel toca la trompeta (Apoc. VIII, 7)


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A partir de ahora cada ángel hará sonar la trompeta que se la ha dado, provocando diversos desastres. Dado que se especifican los resultados desastrosos, los miniaturistas disponían de un extraordinario material para crear imágenes de gran impacto visual. Sin embargo, hemos de reconocer que, salvo excepciones, entramos en un período un tanto monótono que trae a la memoria la etapa del mensaje a las siete iglesias.

“Y el primer ángel tocó la trompeta y fue hecho granizo y fuego, mezclado con sangre, y cayó en tierra, y la tercera parte de la tierra fue abrasada, y fue quemada la tercera parte de los árboles y abrasada toda la hierba verde”.

No sólo existe una cierta monotonía, sino que además la mayoría de las ilustraciones son de tamaño inferior al del folio, usual en las mejores composiciones que hemos ido viendo a lo largo del Beato de Facundo. El primer ángel ocupa la parte derecha, enmarcado todo como siempre y dividido en cuatro bandas de color. Se ha dibujado el ángel como si estuviera completamente en pie haciendo sonar la larga trompeta (“ubi primus angelus cecinit tuba et facta sunt grando”), haciéndole girar luego noventa grados en la dirección de las agujas del reloj, para producir el efecto de que está dirigido contra la tierra (“terra”) de la zona baja. El granizo se ve en formas blancas y en la zona inferior se han dibujado árboles muy sencillos y montículos, pero sólo el uso de líneas rojas nos indica que han sido quemados.

Beato acepta que se trata de una calamidad: es una prueba de la ira de Dios que quiere la muerte de muchos, para probar como al oro a sus santos en el horno.

Joaquín Yarza Luaces
Universidad Autónoma de Barcelona
(Fragmento del libro de estudio Beato de Fernando I y Doña Sancha)


f. 163v, El primer ángel toca la trompeta (Apoc. VIII, 7)

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f. 163v, El primer ángel toca la trompeta (Apoc. VIII, 7)

A partir de ahora cada ángel hará sonar la trompeta que se la ha dado, provocando diversos desastres. Dado que se especifican los resultados desastrosos, los miniaturistas disponían de un extraordinario material para crear imágenes de gran impacto visual. Sin embargo, hemos de reconocer que, salvo excepciones, entramos en un período un tanto monótono que trae a la memoria la etapa del mensaje a las siete iglesias.

“Y el primer ángel tocó la trompeta y fue hecho granizo y fuego, mezclado con sangre, y cayó en tierra, y la tercera parte de la tierra fue abrasada, y fue quemada la tercera parte de los árboles y abrasada toda la hierba verde”.

No sólo existe una cierta monotonía, sino que además la mayoría de las ilustraciones son de tamaño inferior al del folio, usual en las mejores composiciones que hemos ido viendo a lo largo del Beato de Facundo. El primer ángel ocupa la parte derecha, enmarcado todo como siempre y dividido en cuatro bandas de color. Se ha dibujado el ángel como si estuviera completamente en pie haciendo sonar la larga trompeta (“ubi primus angelus cecinit tuba et facta sunt grando”), haciéndole girar luego noventa grados en la dirección de las agujas del reloj, para producir el efecto de que está dirigido contra la tierra (“terra”) de la zona baja. El granizo se ve en formas blancas y en la zona inferior se han dibujado árboles muy sencillos y montículos, pero sólo el uso de líneas rojas nos indica que han sido quemados.

Beato acepta que se trata de una calamidad: es una prueba de la ira de Dios que quiere la muerte de muchos, para probar como al oro a sus santos en el horno.

Joaquín Yarza Luaces
Universidad Autónoma de Barcelona
(Fragmento del libro de estudio Beato de Fernando I y Doña Sancha)


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