Libro de horas de Carlos de Angulema

Acróstico (f. 52r)


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Las primeras palabras de la oración del Ave Maria están representadas con letras antropomórficas que ocupan toda una página sobre un fondo dorado. Los distintos personajes y animales se entrelazan, se atacan o tocan música. El resultado es fascinante: las letras parecen estar hechas en relieve, debido al contraste con el fondo dorado. Su composición corresponde sin duda a un juego visual o intelectual dirigido a la recreación del espíritu, en el que ni los combates de animales ni los malabarismos parecen restar sentido a la santa oración en honor de la madre de Cristo.

El uso de letras como marco de la representación es un recurso esencial en el arte de la miniatura medieval, especialmente de las iniciales historiadas. Sin embargo, aquí son los personajes los que forman las letras y no las letras las que contienen la historia. Los ejemplos más tempranos se encuentran en las iniciales de una obra copiada en la Abadía de Cîteaux a principios del siglo XII, las Moralia in Job, compuestas por distintos personajes (juglares, monjes leñadores o segadores). A finales de la década de 1460, el Maestro E.S., grabador activo en el Rin Superior, compuso un alfabeto completo siguiendo este modelo, aunque evidentemente un poco más escabroso y atrevido que esos antiguos modelos de la época románica. El artista se inspiró ampliamente en el cuaderno de dibujos de Giovannino de’ Grassi, el Taccuino di disegni, realizado a finales del siglo XIV. Las estampas del Maestro E.S. son indudablemente una referencia para Robinet Testard, como muestra la letra A al inicio del Ave Maria, una fiel copia de la misma letra del alfabeto del Maestro E.S. Sin embargo, Testard parece haber tenido acceso a otro alfabeto grabado sobre madera, neerlandés o flamenco, datado de 1464, que le sirvió de modelo. Así, todas las demás iniciales parecen directamente tomadas de este alfabeto, incluida la primera A de Maria, casi idéntica a su vez a la primera A de Gracia. Hoy en día se conservan dos series de este alfabeto en Londres (British Museum, B,10.1-23 [incompleta] y  1947,0724.1-19 [incompleta]). Existe otro ejemplar grabado sobre madera en Basilea, y el Maestro de las Banderolas, activo en Flandes entre 1450 y 1475, también hizo una versión grabada al buril. No es fácil determinar con toda certeza qué versión empleó Robinet Testard, pero comparando algunas letras del alfabeto de 1464 y los ejemplares al buril del Maestro de las Banderolas, parecería que las iniciales del Libro de horas de Carlos de Angulema sean más próximas a las del burilista flamenco. No sería de extrañar ya que, como hemos visto, Testard empleaba a menudo grabados al buril alemanes o neerlandeses como fuente de inspiración para sus motivos.

Séverine Lepape
Conservador
Musée du Louvre

 

Acróstico (f. 52r)

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Acróstico (f. 52r)

Las primeras palabras de la oración del Ave Maria están representadas con letras antropomórficas que ocupan toda una página sobre un fondo dorado. Los distintos personajes y animales se entrelazan, se atacan o tocan música. El resultado es fascinante: las letras parecen estar hechas en relieve, debido al contraste con el fondo dorado. Su composición corresponde sin duda a un juego visual o intelectual dirigido a la recreación del espíritu, en el que ni los combates de animales ni los malabarismos parecen restar sentido a la santa oración en honor de la madre de Cristo.

El uso de letras como marco de la representación es un recurso esencial en el arte de la miniatura medieval, especialmente de las iniciales historiadas. Sin embargo, aquí son los personajes los que forman las letras y no las letras las que contienen la historia. Los ejemplos más tempranos se encuentran en las iniciales de una obra copiada en la Abadía de Cîteaux a principios del siglo XII, las Moralia in Job, compuestas por distintos personajes (juglares, monjes leñadores o segadores). A finales de la década de 1460, el Maestro E.S., grabador activo en el Rin Superior, compuso un alfabeto completo siguiendo este modelo, aunque evidentemente un poco más escabroso y atrevido que esos antiguos modelos de la época románica. El artista se inspiró ampliamente en el cuaderno de dibujos de Giovannino de’ Grassi, el Taccuino di disegni, realizado a finales del siglo XIV. Las estampas del Maestro E.S. son indudablemente una referencia para Robinet Testard, como muestra la letra A al inicio del Ave Maria, una fiel copia de la misma letra del alfabeto del Maestro E.S. Sin embargo, Testard parece haber tenido acceso a otro alfabeto grabado sobre madera, neerlandés o flamenco, datado de 1464, que le sirvió de modelo. Así, todas las demás iniciales parecen directamente tomadas de este alfabeto, incluida la primera A de Maria, casi idéntica a su vez a la primera A de Gracia. Hoy en día se conservan dos series de este alfabeto en Londres (British Museum, B,10.1-23 [incompleta] y  1947,0724.1-19 [incompleta]). Existe otro ejemplar grabado sobre madera en Basilea, y el Maestro de las Banderolas, activo en Flandes entre 1450 y 1475, también hizo una versión grabada al buril. No es fácil determinar con toda certeza qué versión empleó Robinet Testard, pero comparando algunas letras del alfabeto de 1464 y los ejemplares al buril del Maestro de las Banderolas, parecería que las iniciales del Libro de horas de Carlos de Angulema sean más próximas a las del burilista flamenco. No sería de extrañar ya que, como hemos visto, Testard empleaba a menudo grabados al buril alemanes o neerlandeses como fuente de inspiración para sus motivos.

Séverine Lepape
Conservador
Musée du Louvre

 

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