Libro de Horas de Jean de Montauban

Libro de Horas de Jean de Montauban Lucha del unicornio contra el monstruo,120v, y Arcángel san Miguel, 121r
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Lucha del unicornio contra el monstruo,120v, y Arcángel san Miguel, 121r

Lucha del unicornio contra el monstruo: 

Esta miniatura muestra a un animal fantástico, un unicornio, enfrentándose a un monstruo que podríamos calificar de diabólico habida cuenta de su negrura y del hecho de que surge de las profundidades con las fauces abiertas de par en par dispuesto a devorarlo. Una característica del unicornio es que sostiene, con la pata delantera izquierda, un estandarte con las habituales armas (de gules con nueve losanges de oro) que distinguen a la familia de Jean de Montauban, comitente de este libro de horas. Una imagen como esta representa su deseo de declarar públicamente su participación en el combate contra las fuerzas del mal. 

 

Arcángel san Miguel:

El texto latino intercalado entre las dos miniaturas centrales reza: Michael preposite paradisi quem honorificabant angelorum («Miguel, a quien honraron los ángeles en el paraíso»); en el marco dorado de la página aparece otra inscripción en latín: Michael Archangele veni in adjutorium in populo Dei in conspectu angelorum («Miguel arcángel, he venido en auxilio del pueblo de Dios en presencia de los ángeles»).

La escena principal, coronada por dos pequeños escudos con tres flores de lis de oro sobre campo de azur, del reino de Francia, muestra al arcángel vestido de blanco bajando raudo del cielo para ahuyentar a un diablo que parece querer atacar una ciudad construida sobre una isla y que presenta una arquitectura de una gran audacia. Podemos suponer que se trata del monte Saint-Michel, ante el cual se encuentran fondeadas cuatro naves. Arriba a la derecha, el arcángel, vestido con otro atuendo, se enfrenta al diablo con una larga lanza rematada con una cruz, mientras una figura de mujer desnuda, salvada, se dirige hacia él. 

En la parte inferior, yuxtapuestos en el centro y a la derecha, tenemos otras dos batallas: a la derecha el arcángel arremete contra el mismísimo Satán mientras dos de sus cómplices huyen llevándose a unos difuntos a la espalda; en la escena del centro, salva del infierno a un buen número de difuntos que estaban a punto de ser devorados por las llamas, como los dos que cargan sendos demonios. Hace bien, puesto que lo único que desea el infierno, con las fauces abiertas de par en par, es engullir a los difuntos. El arcángel coge la balanza que permite pesar méritos y deméritos, mientras que un ángel conduce a las almas hacia el cielo para ponerlas a buen resguardo. Unas aguardan todavía en pie en el compartimento central y otras, arrodilladas en el de la izquierda: pronto podrán levantarse para seguir a los dos ángeles que ascienden por la escalera y subir a su vez, salvados, los escalones que llevan al cielo.


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