Libro de los Medicamentos Simples

f. 155r


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Las pasas son las uvas que se comen durante la cuaresma, y se llaman también uvas pasas. Son calientes y húmedas. Dicen algunos que las dejan secar en la viña, y luego las dejan secar todavía más al sol. Los habitantes de Salerno cogen las mejores uvas y luego las secan al sol o en un horno caliente, luego las lavan en vino dulce, y les esparcen por encima polvo de comino y de otras especias de aroma suave. A continuación las envuelven en hojas de higuera y las guardan así. Se conservan durante dos años. Las pasas tienen virtud de engrasar, lenificar y suavizar. Si se comen o se bebe el vino donde se hayan cocido, sirven contra la tos fría. Contra los apostemas fríos se deben cocer y picar, y luego ponerlas encima. Para el dolor de estómago causado por frialdad se puede hacer con pasas que no estén maduras el siguiente polvo: se pone la uva antes de que esté madura a secar al sol, cuando esté seca se le quita la corteza de fuera, se toma la pulpa y las pepitas que hay dentro y con esto se hace el polvo. Este polvo sirve contra el vómito y el flujo de vientre si se da al enfermo con las comidas. Se puede hacer un emplasto contra el vómito sobre la boca del estómago y, contra el flujo de vientre, sobre el bajo vientre.
Hay dos clases de uva, a saber: una es verde o agria y la otra madura, que es la que tiene todo su sabor. Es a ésta última a la que se puede llamar con toda su propiedad uva. La que es agria y no está madura es fría en tercer grado y seca en segundo. Tiene en si tres sustancias diferentes que son: las pepitas, las corteza y el humor que hay dentro. Las pepitas son tan secas y tan duras que nada de ellas se convierte en sustancia en el cuerpo, y ellas salen enteras tras la digestión. Pero, no obstante cuando se machacan y se reducen a polvo, si se come, confortan el estómago, además de restañar el flujo de vientre colérico. Son especialmente efectivas cuando están asadas. La corteza también es dura y nervuda, y no se puede convertir en naturaleza del cuerpo, por lo que es muy poco nutritiva, y el humor por el cual es áspera y agria es muy difícil de digerir. Pero, no obstante confortan el estómago, disminuye el calor del hígado y calma la sed. Así mismo frena y disminuye el ardor del humor colérico y restaña el vómito colérico causado por falta de la virtud retentiva del estómago o del bazo. Si se aplica dentro de los ojos, adelgaza y atenúa los humores gruesos que hay en los párpados. También sirve contra la corrosión y aspereza de los ojos. Dioscórides ordena que se ponga el jugo de la uva agria al sol antes de los días de canícula, durante el tiempo necesario para que se espese como la miel. Este jugo así espesado sirve para los humores que descienden a la garganta, a las encías y a los oídos. Si se hace con él un clíster sirve para el flujo de vientre con sangre, así como contra los humores que descienden a la matriz. La uva madura, es decir la uva negra, engendra buena sangre y, al igual que el higo, es uno de los mejores frutos que hay. Pero, no obstante, el higo nutre todavía más. Esta uva madura está compuesta de cuatro sustancias diferentes. La primera es la pepita, que es fría y seca, y tiene virtud estíptica al igual que la uva no madura, aunque tiene un poco de acidez que la hace salir del estómago de forma inmediata una vez ha sido digerida. En segundo lugar está compuesta por la corteza que es fría y seca, y difícil de digerir. Dice Galeno que la corteza de la uva y la del higo son similares porque ambas son difíciles de digerir. Por esta razón si se comen las uvas con las pepitas y la corteza, endurecen el vientre y causan ventosidad e hinchazón, porque engendra humores que están muy alejados de los naturales y también engendra buena sangre.
Galeno dice que los higos y las uvas son las mejores frutas que hay, porque no son ninguna de ellas difíciles de digerir, sino que son de fácil conversión y digestión. En especial si se dejan que maduren completamente en el árbol. Esto está probado porque los agricultores en la época en que están maduras, prácticamente solo consumen uvas en todas las comidas, y así se les pone la carne clara y la piel limpia, y cuando dejan de tener higos y uvas, se ponen enseguida delgados y pierden toda la grasa que habían adquirido. Esto se debe a que la carne que se obtiene de comer higos y uvas es más hinchada que firme. Las uvas se comen de muchas maneras. Hay algunos que se las comen enseguida que las recolectan de la viña, y otros las cuelgan en el aire hasta que pierdan algo de la humedad que tienen. Hay otros que una vez las han recolectado las ponen a remojar en mosto o en vino cocido, y las guardan hasta que se las van comiendo. Cuando se comen las uvas nada más ser recolectadas de la viña, si se encuentran el estómago vacío tanto de humores como de cualquier clase de comida, y si el estómago es fuerte cuando hace la digestión, entonces se convierten en sangre buena, ayudan a laxar el vientre y purgan el cuerpo de humores malos. Por el contrario si las uvas se encuentran el estómago lleno de humores o de otros alimentos, o bien el estómago es débil haciendo la digestión, entonces permanecen allí durante largo tiempo, causando inflamación y ventosidad, se convierten en humores malos y engendran una gran cantidad de vapor que es nocivo. Las uvas que cuelgan al aire hasta que están depuradas de la humedad superflua, son las mejores, las que proporcionan un nutrimento más sutil, y no causan ninguna ventosidad ni vapor. Además no son astringentes, ni estípticas ni tampoco laxantes. Las que guardan en mosto o en vino son difíciles de digerir y menos convenientes para el estómago, ya que se convierten en humores gruesos y causan inflamación y vapores a causa de los extraños humores que toman del mosto o del vino cocido. Hay algunas uvas que no tienen nada de pulpa o de sustancia espesa dentro de ellas, sino tan solo un líquido claro, hay otras que tienen mucha pulpa. Las que no tienen nada de pulpa engendran humores más naturales que las que la tienen, pero dan menos nutrimento que las que tienen pulpa. Por esta razón las uvas que tienen más pulpa que humores dan más alimento, pero son más difíciles de digerir. Las uvas se pueden distinguir también por otros criterios, como son por su sabor, por su tamaño y por su color. Según su sabor, las uvas pueden ser de sabor acuoso muy similar al sabor ácido, o muy dulces con un sabor muy parecido al de la miel, o bien con un sabor medio, que sea parecido tan sólo al sabor del vino. La uva que tiene un sabor grueso y dulce es de mayor nutrimento y más caliente, y hace tener sed, es difícil de digerir, causa inflamación y ruido en el estómago y opilan el hígado y el bazo. Las que tienen un sabor acuoso y sutil, son más frías, se digieren con más facilidad, confortan el estómago y lo limpian de humor colérico, calman la sed y son las mejores para el cuerpo. Las que tienen un sabor intermedio, como en el medio entre grueso y sutil, del mismo modo tienen un efecto intermedio entre las otras dos. De acuerdo con su color, las uvas pueden ser de cuatro maneras. Por un lado están las que tienen un color blanco, claro y acuoso, tienen poca carne, la corteza fina y las pepitas pequeñas. Otras son de color negro, y tienen la carne, la corteza y los granos o pepitas gruesos. En tercer lugar están las de color cetrino y, por último las que son de color rosa, intermedio entre el negro y el blanco. La uva de color blanco alimenta poco y se digiere enseguida, porque penetra enseguida en las venas y provoca la orina. La uva negra es difícil de digerir, pero conforta el estómago y no provoca la orina, pero cuando se digiere bien alimenta mucho. La de color rosa tiene un efecto intermedio entre las dos antes dichas. Dice Aristóteles que la uva blanca y sutil es nutritiva, pero se digiere rápidamente, por lo que la embriaguez que provoca se va de forma inmediata. Mientras, la uva negra que es más gruesa, provoca una embriaguez que tarda más en marcharse. La embriaguez de la uva rosa y la cetrina es intermedia. Es una regla general que cuanto más rápidamente provoque un vino la embriaguez, más rápido se irá, y si llega más tarde, más le costará irse.


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Las pasas son las uvas que se comen durante la cuaresma, y se llaman también uvas pasas. Son calientes y húmedas. Dicen algunos que las dejan secar en la viña, y luego las dejan secar todavía más al sol. Los habitantes de Salerno cogen las mejores uvas y luego las secan al sol o en un horno caliente, luego las lavan en vino dulce, y les esparcen por encima polvo de comino y de otras especias de aroma suave. A continuación las envuelven en hojas de higuera y las guardan así. Se conservan durante dos años. Las pasas tienen virtud de engrasar, lenificar y suavizar. Si se comen o se bebe el vino donde se hayan cocido, sirven contra la tos fría. Contra los apostemas fríos se deben cocer y picar, y luego ponerlas encima. Para el dolor de estómago causado por frialdad se puede hacer con pasas que no estén maduras el siguiente polvo: se pone la uva antes de que esté madura a secar al sol, cuando esté seca se le quita la corteza de fuera, se toma la pulpa y las pepitas que hay dentro y con esto se hace el polvo. Este polvo sirve contra el vómito y el flujo de vientre si se da al enfermo con las comidas. Se puede hacer un emplasto contra el vómito sobre la boca del estómago y, contra el flujo de vientre, sobre el bajo vientre.
Hay dos clases de uva, a saber: una es verde o agria y la otra madura, que es la que tiene todo su sabor. Es a ésta última a la que se puede llamar con toda su propiedad uva. La que es agria y no está madura es fría en tercer grado y seca en segundo. Tiene en si tres sustancias diferentes que son: las pepitas, las corteza y el humor que hay dentro. Las pepitas son tan secas y tan duras que nada de ellas se convierte en sustancia en el cuerpo, y ellas salen enteras tras la digestión. Pero, no obstante cuando se machacan y se reducen a polvo, si se come, confortan el estómago, además de restañar el flujo de vientre colérico. Son especialmente efectivas cuando están asadas. La corteza también es dura y nervuda, y no se puede convertir en naturaleza del cuerpo, por lo que es muy poco nutritiva, y el humor por el cual es áspera y agria es muy difícil de digerir. Pero, no obstante confortan el estómago, disminuye el calor del hígado y calma la sed. Así mismo frena y disminuye el ardor del humor colérico y restaña el vómito colérico causado por falta de la virtud retentiva del estómago o del bazo. Si se aplica dentro de los ojos, adelgaza y atenúa los humores gruesos que hay en los párpados. También sirve contra la corrosión y aspereza de los ojos. Dioscórides ordena que se ponga el jugo de la uva agria al sol antes de los días de canícula, durante el tiempo necesario para que se espese como la miel. Este jugo así espesado sirve para los humores que descienden a la garganta, a las encías y a los oídos. Si se hace con él un clíster sirve para el flujo de vientre con sangre, así como contra los humores que descienden a la matriz. La uva madura, es decir la uva negra, engendra buena sangre y, al igual que el higo, es uno de los mejores frutos que hay. Pero, no obstante, el higo nutre todavía más. Esta uva madura está compuesta de cuatro sustancias diferentes. La primera es la pepita, que es fría y seca, y tiene virtud estíptica al igual que la uva no madura, aunque tiene un poco de acidez que la hace salir del estómago de forma inmediata una vez ha sido digerida. En segundo lugar está compuesta por la corteza que es fría y seca, y difícil de digerir. Dice Galeno que la corteza de la uva y la del higo son similares porque ambas son difíciles de digerir. Por esta razón si se comen las uvas con las pepitas y la corteza, endurecen el vientre y causan ventosidad e hinchazón, porque engendra humores que están muy alejados de los naturales y también engendra buena sangre.
Galeno dice que los higos y las uvas son las mejores frutas que hay, porque no son ninguna de ellas difíciles de digerir, sino que son de fácil conversión y digestión. En especial si se dejan que maduren completamente en el árbol. Esto está probado porque los agricultores en la época en que están maduras, prácticamente solo consumen uvas en todas las comidas, y así se les pone la carne clara y la piel limpia, y cuando dejan de tener higos y uvas, se ponen enseguida delgados y pierden toda la grasa que habían adquirido. Esto se debe a que la carne que se obtiene de comer higos y uvas es más hinchada que firme. Las uvas se comen de muchas maneras. Hay algunos que se las comen enseguida que las recolectan de la viña, y otros las cuelgan en el aire hasta que pierdan algo de la humedad que tienen. Hay otros que una vez las han recolectado las ponen a remojar en mosto o en vino cocido, y las guardan hasta que se las van comiendo. Cuando se comen las uvas nada más ser recolectadas de la viña, si se encuentran el estómago vacío tanto de humores como de cualquier clase de comida, y si el estómago es fuerte cuando hace la digestión, entonces se convierten en sangre buena, ayudan a laxar el vientre y purgan el cuerpo de humores malos. Por el contrario si las uvas se encuentran el estómago lleno de humores o de otros alimentos, o bien el estómago es débil haciendo la digestión, entonces permanecen allí durante largo tiempo, causando inflamación y ventosidad, se convierten en humores malos y engendran una gran cantidad de vapor que es nocivo. Las uvas que cuelgan al aire hasta que están depuradas de la humedad superflua, son las mejores, las que proporcionan un nutrimento más sutil, y no causan ninguna ventosidad ni vapor. Además no son astringentes, ni estípticas ni tampoco laxantes. Las que guardan en mosto o en vino son difíciles de digerir y menos convenientes para el estómago, ya que se convierten en humores gruesos y causan inflamación y vapores a causa de los extraños humores que toman del mosto o del vino cocido. Hay algunas uvas que no tienen nada de pulpa o de sustancia espesa dentro de ellas, sino tan solo un líquido claro, hay otras que tienen mucha pulpa. Las que no tienen nada de pulpa engendran humores más naturales que las que la tienen, pero dan menos nutrimento que las que tienen pulpa. Por esta razón las uvas que tienen más pulpa que humores dan más alimento, pero son más difíciles de digerir. Las uvas se pueden distinguir también por otros criterios, como son por su sabor, por su tamaño y por su color. Según su sabor, las uvas pueden ser de sabor acuoso muy similar al sabor ácido, o muy dulces con un sabor muy parecido al de la miel, o bien con un sabor medio, que sea parecido tan sólo al sabor del vino. La uva que tiene un sabor grueso y dulce es de mayor nutrimento y más caliente, y hace tener sed, es difícil de digerir, causa inflamación y ruido en el estómago y opilan el hígado y el bazo. Las que tienen un sabor acuoso y sutil, son más frías, se digieren con más facilidad, confortan el estómago y lo limpian de humor colérico, calman la sed y son las mejores para el cuerpo. Las que tienen un sabor intermedio, como en el medio entre grueso y sutil, del mismo modo tienen un efecto intermedio entre las otras dos. De acuerdo con su color, las uvas pueden ser de cuatro maneras. Por un lado están las que tienen un color blanco, claro y acuoso, tienen poca carne, la corteza fina y las pepitas pequeñas. Otras son de color negro, y tienen la carne, la corteza y los granos o pepitas gruesos. En tercer lugar están las de color cetrino y, por último las que son de color rosa, intermedio entre el negro y el blanco. La uva de color blanco alimenta poco y se digiere enseguida, porque penetra enseguida en las venas y provoca la orina. La uva negra es difícil de digerir, pero conforta el estómago y no provoca la orina, pero cuando se digiere bien alimenta mucho. La de color rosa tiene un efecto intermedio entre las dos antes dichas. Dice Aristóteles que la uva blanca y sutil es nutritiva, pero se digiere rápidamente, por lo que la embriaguez que provoca se va de forma inmediata. Mientras, la uva negra que es más gruesa, provoca una embriaguez que tarda más en marcharse. La embriaguez de la uva rosa y la cetrina es intermedia. Es una regla general que cuanto más rápidamente provoque un vino la embriaguez, más rápido se irá, y si llega más tarde, más le costará irse.


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