Splendor Solis

f. 33v, Sol Rojo


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Como una gran esfera roja rodeada de rayos dorados, un sol animado aparece en el cielo de manera que su redonda figura casi roza la línea del horizonte. El rostro humano del sol ha sido modelado plásticamente en tonos rojos con reflejos dorados: se aprecian claramente detalles como las arrugas de la frente y el ceño fruncido en el rostro de mirada severa. Los rayos dorados que rodean la esfera solar dan luz a su representación y le confieren el nimbo de una deidad mítica. Ante un cielo de color azul claro en el que irrumpen blancos cúmulos, el sol ilumina un paisaje casi monocromático, que se extiende hasta el horizonte en tonos verdes, pardos y grisáceos. En todos los aspectos, la imagen constituye el complemento perfecto de la miniatura del sol negro poniéndose.

El texto que corresponde a la imagen explica la unión final de las sustancias o polaridades purificadas de la obra como, por ejemplo, el azufre y el azogue, cuya composición permite obtener la piedra filosofal. El color rojo representa en alquimia el opus magnum, el oro purificado. Inequívocamente, la representación del sol rojo simboliza la meta de todo afán, un estado de perfección, el mágico milagro de la piedra filosofal, en resumidas cuentas, el ansiado esplendor del sol que se extiende benéficamente sobre el mundo.     

Jörg Völlnagel
(Historiador del Arte e investigador asociado de los Staatliche Museen zu Berlin)


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f. 33v, Sol Rojo

Como una gran esfera roja rodeada de rayos dorados, un sol animado aparece en el cielo de manera que su redonda figura casi roza la línea del horizonte. El rostro humano del sol ha sido modelado plásticamente en tonos rojos con reflejos dorados: se aprecian claramente detalles como las arrugas de la frente y el ceño fruncido en el rostro de mirada severa. Los rayos dorados que rodean la esfera solar dan luz a su representación y le confieren el nimbo de una deidad mítica. Ante un cielo de color azul claro en el que irrumpen blancos cúmulos, el sol ilumina un paisaje casi monocromático, que se extiende hasta el horizonte en tonos verdes, pardos y grisáceos. En todos los aspectos, la imagen constituye el complemento perfecto de la miniatura del sol negro poniéndose.

El texto que corresponde a la imagen explica la unión final de las sustancias o polaridades purificadas de la obra como, por ejemplo, el azufre y el azogue, cuya composición permite obtener la piedra filosofal. El color rojo representa en alquimia el opus magnum, el oro purificado. Inequívocamente, la representación del sol rojo simboliza la meta de todo afán, un estado de perfección, el mágico milagro de la piedra filosofal, en resumidas cuentas, el ansiado esplendor del sol que se extiende benéficamente sobre el mundo.     

Jörg Völlnagel
(Historiador del Arte e investigador asociado de los Staatliche Museen zu Berlin)


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