Beato de Liébana. Beato de San Andrés de Arroyo

La palmera
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La palmera

Por una gran palmera de raíces sumamente decorativas sube un hombre con una azada de codo en la mano. La miniatura ilustra  una digresión sobre un tema determinado de la explanatio; en concreto, el relativo a la aclaración de las palabras de la narración: et palmae in manibus eorum (Ap. 7, 9), en la que, siguiendo los Moralia in Iob de San Gregorio Magno (l. XIX, c. 27, 49), se comparaba la vida del justo con una palma porque la palma por abajo es áspera al tacto y como envuelta por secas cortezas; pero por arriba es hermosa para la vista y por sus frutos: por abajo se angosta con las envolturas de sus cortezas, pero por arriba se extiende con la amplitud de un hermoso verdor. Así es la vida de los elegidos, despreciada por abajo, hermosa por arriba. En esta tierra, es decir, abajo, aparece envuelta en muchas cortezas, cuando es agobiada con numerosas tribulaciones. En aquella altísima eternidad parece que se dilata con hojas de hermoso verdor por la amplitud del premio [...], la palma comienza con menor anchura junto al suelo, y en las ramas y en los frutos surge con mayor vigor. Y el que comienza débil abajo, crece más ancho en lo alto [...], por la calidad de las palmas se significa la provechosa vida de los justos, que no son fuertes en los afanes terrenos ni débiles en los celestes.
 
Carlos Miranda
Doctor en Historia
Fragmento del libro Beato de San Andrés de Arroyo

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