Biblia moralizada de Nápoles

f. 47r (Éxodo 2, 5-10)


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«Aquí llora María por Moisés su hermano al que ve descubierto en el agua. Aquí flota el niño en el agua y la hija del faraón mira y lo ve y siente gran compasión y ordena que lo saquen y sus doncellas lo hacen. Aquí lo llevan ante ella y lo descubren [palabra restablecida aquí gracias a las Horas de Rohan donde esta paráfrasis ha sido corregida] y lo muestran todo abierto y la doncella ordena que sea bien cuidado y alimentado y se hace luego dice niño serás mío».

María, la hermana de Moisés, con el pelo alborotado, expresa su dolor ante su hermano menor al que descubre flotando en su cesta. La hija del faraón ve la cesta que flota arrastrada por el agua y ordena a una de sus dos siervas que entre en el río y tome al niño. El agua no es muy profunda pues, para tomar la cesta, la sierva solo se arremanga la túnica. El niño es luego entregado a la hija del faraón, que decide recogerlo. El miniaturista de la Biblia de Nápoles confundió a la sierva vestida de un rosa albaricoque que se arremanga la toga con la hija del faraón que recibe al niño de una sierva vestida de un rosa lila.
Esa María que contempla a Moisés abandonado en su cesta es la desolada Sinagoga que ve al niño Jesús puesto como un punto entre las páginas de un grueso libro depositado ante un esbozo de disco del mundo. Este libro es la «Divinidad», es decir, el Evangelio. Por lo que se refiere al disco del mundo, fue mal comprendido y traducido por dos bandas curvas azules y blancas. La hija del faraón descubriendo al niño en su cesta y haciendo que lo tomen es la Iglesia al contemplar a Cristo en este mundo lodoso. Ordena que lo retiren de la «Divinidad», de nuevo un gran libro abierto. La Iglesia está aquí precedida por Pedro y Pablo, y el propio Pedro toma la muñeca de Cristo. Pedro y Pablo no se citan en la glosa; por lo que se refiere al mundo, al disco del mundo, ha desaparecido. La hija del faraón que adopta a Moisés es Ecclesia que recibe a Jesucristo liberado del mundo y que le dice que es su esposo, y sus hijos lo adoran [sic]. Primero solo se veía la cabeza del niño Jesús brotando de un libro cerrado. Cristo ya adulto sale luego de un libro cerrado aún, luego se aleja de este libro, abierto ahora, cuyo cierre se ha retirado. La explicación es de lo más confusa: el matrimonio de Cristo y la Iglesia se traduce en el gesto llamado de la dextrarum iunctio, unión de las manos diestras. A los pies de Ecclesia dos niños desnudos levantan sus manos hacia Cristo.
En la Biblia francesa de Viena, al revés de lo que vemos en la de Nápoles, es la «doncella Anastasia» quien deposita a Cristo recién nacido de inmediato en su pesebre, en lugar de los dos personajes barbudos que ponen la estatua de Cristo muerto en la tumba. Encontramos luego a Cristo niño depositado entre las páginas del libro de los Evangelios, como en la Biblia de Nápoles, pero esta vez ante el gran disco del mundo delante del cual se yerguen dos judíos que representan las «espinas» de este mundo, espinas transcritas literalmente, en cambio, en la Biblia de Nápoles. En Viena, es el propio Dios Padre quien pone a su Hijo entre las páginas del libro.
En las Biblias en tres volúmenes, donde Moisés, descubierto por María, se asimila a Cristo llevando su cruz ante las desoladas y santas mujeres, se utilizará una curiosísima reminiscencia de la imagen de Cristo niño inserto entre las páginas del libro de los Evangelios. Solo en la Biblia de san Luis, el pequeño libro abierto sobre el que se inclina un monje está curiosamente marcado con un pequeño busto de Cristo, recuerdo evidente, aunque en miniatura, de un motivo muchas veces repetido en la Biblia de Nápoles.
La Biblia de Nápoles distribuyó cuidadosamente los cuatro primeros cuadros del Éxodo en cuatro folios: el pueblo judío reducido a la esclavitud, el intento de purificación étnica, el nacimiento de Moisés y su colocación sobre el río y, finalmente, Moisés salvado de las aguas. El resto del relato estará más entrecortado.

Yves Christe
Universidad de Ginebra
Marianne Besseyre
Centro de Investigación de Manuscritos Iluminados, Bibliothèque nationale de France
(Fragmento del libro de estudio Biblia moralizada de Nápoles)


f. 47r (Éxodo 2, 5-10)

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f. 47r (Éxodo 2, 5-10)

«Aquí llora María por Moisés su hermano al que ve descubierto en el agua. Aquí flota el niño en el agua y la hija del faraón mira y lo ve y siente gran compasión y ordena que lo saquen y sus doncellas lo hacen. Aquí lo llevan ante ella y lo descubren [palabra restablecida aquí gracias a las Horas de Rohan donde esta paráfrasis ha sido corregida] y lo muestran todo abierto y la doncella ordena que sea bien cuidado y alimentado y se hace luego dice niño serás mío».

María, la hermana de Moisés, con el pelo alborotado, expresa su dolor ante su hermano menor al que descubre flotando en su cesta. La hija del faraón ve la cesta que flota arrastrada por el agua y ordena a una de sus dos siervas que entre en el río y tome al niño. El agua no es muy profunda pues, para tomar la cesta, la sierva solo se arremanga la túnica. El niño es luego entregado a la hija del faraón, que decide recogerlo. El miniaturista de la Biblia de Nápoles confundió a la sierva vestida de un rosa albaricoque que se arremanga la toga con la hija del faraón que recibe al niño de una sierva vestida de un rosa lila.
Esa María que contempla a Moisés abandonado en su cesta es la desolada Sinagoga que ve al niño Jesús puesto como un punto entre las páginas de un grueso libro depositado ante un esbozo de disco del mundo. Este libro es la «Divinidad», es decir, el Evangelio. Por lo que se refiere al disco del mundo, fue mal comprendido y traducido por dos bandas curvas azules y blancas. La hija del faraón descubriendo al niño en su cesta y haciendo que lo tomen es la Iglesia al contemplar a Cristo en este mundo lodoso. Ordena que lo retiren de la «Divinidad», de nuevo un gran libro abierto. La Iglesia está aquí precedida por Pedro y Pablo, y el propio Pedro toma la muñeca de Cristo. Pedro y Pablo no se citan en la glosa; por lo que se refiere al mundo, al disco del mundo, ha desaparecido. La hija del faraón que adopta a Moisés es Ecclesia que recibe a Jesucristo liberado del mundo y que le dice que es su esposo, y sus hijos lo adoran [sic]. Primero solo se veía la cabeza del niño Jesús brotando de un libro cerrado. Cristo ya adulto sale luego de un libro cerrado aún, luego se aleja de este libro, abierto ahora, cuyo cierre se ha retirado. La explicación es de lo más confusa: el matrimonio de Cristo y la Iglesia se traduce en el gesto llamado de la dextrarum iunctio, unión de las manos diestras. A los pies de Ecclesia dos niños desnudos levantan sus manos hacia Cristo.
En la Biblia francesa de Viena, al revés de lo que vemos en la de Nápoles, es la «doncella Anastasia» quien deposita a Cristo recién nacido de inmediato en su pesebre, en lugar de los dos personajes barbudos que ponen la estatua de Cristo muerto en la tumba. Encontramos luego a Cristo niño depositado entre las páginas del libro de los Evangelios, como en la Biblia de Nápoles, pero esta vez ante el gran disco del mundo delante del cual se yerguen dos judíos que representan las «espinas» de este mundo, espinas transcritas literalmente, en cambio, en la Biblia de Nápoles. En Viena, es el propio Dios Padre quien pone a su Hijo entre las páginas del libro.
En las Biblias en tres volúmenes, donde Moisés, descubierto por María, se asimila a Cristo llevando su cruz ante las desoladas y santas mujeres, se utilizará una curiosísima reminiscencia de la imagen de Cristo niño inserto entre las páginas del libro de los Evangelios. Solo en la Biblia de san Luis, el pequeño libro abierto sobre el que se inclina un monje está curiosamente marcado con un pequeño busto de Cristo, recuerdo evidente, aunque en miniatura, de un motivo muchas veces repetido en la Biblia de Nápoles.
La Biblia de Nápoles distribuyó cuidadosamente los cuatro primeros cuadros del Éxodo en cuatro folios: el pueblo judío reducido a la esclavitud, el intento de purificación étnica, el nacimiento de Moisés y su colocación sobre el río y, finalmente, Moisés salvado de las aguas. El resto del relato estará más entrecortado.

Yves Christe
Universidad de Ginebra
Marianne Besseyre
Centro de Investigación de Manuscritos Iluminados, Bibliothèque nationale de France
(Fragmento del libro de estudio Biblia moralizada de Nápoles)


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