«La hierba verruguera produce una flor que semeja la cola de un escorpión, y por esto es llamada cola de escorpión; también se la llama heliotropo por el hecho de que sus hojas giran con el sol. Tiene las hojas como las de la albahaca, aunque más vellosas, más blancas y más grandes; nacen de la raíz tres, cuatro y, a menudo, cinco tallos, con numerosas cavidades axilares en cuyo extremo crecen unas flores blancas o rojizas, arqueadas como la cola del escorpión. La raíz, delgada y sin ninguna utilidad, crece en lugares ásperos. Un manojo de esta hierba, cocido en agua y bebido, hace ir de vientre, purgando así la cólera y la flema. Ya sea bebido con vino o aplicado a modo de emplasto, es remedio adecuado contra las picaduras de escorpión. Se lleva como amuleto para prevenir el embarazo. Dicen que cuatro granos de su semilla, bebidos una hora antes de los ataques de fiebres cuartanas, los hacen cesar, y que tres granos hacen cesar las tercianas; la semilla, aplicada a modo de emplasto deseca las verrugas planas y las pensiles, las excrecencias carnosas llamadas timo, así como las pústulas nocturnas. El emplasto preparado con sus hojas se aplica con provecho para aliviar la insolación en la cabeza de los niños, las articulaciones aquejadas de gota o luxadas; las hojas provocan la menstruación y, aplicadas en las partes genitales, inducen el parto» (f. 43v).
Vive en campos abandonados y olivares en toda España e Italia, Francia, Europa y oeste de Asia. Es anual. Contiene alcaloides y su cocimiento, como relata el texto, se usaba para curar las verrugas y otras enfermedades de la piel; es cicatrizante, baja la fiebre y estimula la secreción de bilis.
Ramón Morales
Real Jardín Botánico de Madrid
(Fragmento del libro de estudio del Dioscórides de Cibo y Mattioli)
